Históricamente, el cultivo embrionario en el laboratorio de FIV se ha llevado a cabo en incubadoras de gran tamaño donde se podían almacenar embriones de varias pacientes a la vez. Estas incubadoras convencionales poseen una atmósfera gaseosa al 5% de CO2 y 21% de O2 (altas presiones de oxígeno) y se mantienen a una temperatura constante de 37 ºC. El problema fundamental de estas incubadoras es la recuperación lenta de los parámetros gaseosos y de la temperatura cada vez que se abren para introducir o extraer embriones de las mismas.
Por ello, en los últimos años se ha optado por incubar los embriones en incubadoras tipo “benchtop”, las cuales trabajan a bajas presiones de oxígeno (alrededor del 5%), lo idóneo para los embriones en estadios tempranos. Este tipo de incubadoras se han diseñado para un uso específico de cultivo de embriones en el laboratorio de FIV, por lo que su utilización en el día a día del laboratorio es más sencilla que con las convencionales.
Otra de las ventajas de estas incubadoras es que cuentan con dos compartimentos individualizados para cada paciente y por consiguiente la apertura de uno de estos compartimentos no afectará al otro y viceversa. Asimismo, cuentan con un sistema de recuperación de los niveles de temperatura, humedad y presiones de gases bastante rápida cuando se extraen embriones para volverlos a guardar a posteriori. Por último, su volumen es muy reducido lo que hace que su ubicación dentro del laboratorio sea muy sencilla.