A pesar de que los incubadores actuales incorporan diferentes sistemas de sensores para CO2 generalmente suelen ser insuficientes porque no cuentan con autocalibraciones. En general, las condiciones térmicas y atmosféricas dentro de los incubadores clásicos, así como los constantes regímenes de limpieza conllevan que las incubadoras se descalibren constantemente y para recuperarse y alcanzar la atmósfera adecuada se requieren de horas sin tener la certeza real de la presión de CO2.
La forma más sencilla para tener controladas todas estas variables y garantizar una adecuada concentración de gases y moléculas en el cultivo embrionario es tener en el laboratorio de FIV un equipo externo de analizador de gases que les permita a los embriólogos realizar muestreos de CO2 y de O2.
En el mercado existen diversos equipos con variados sistemas de medición como son sensores de infrarrojos (los más recomendados), medidores colorimétricos (que en la actualidad son poco prácticos y no son mediciones cuantitativas) así como la Fyrite (que actualmente ya se encuentra obsoleta).